Baloncesto
Selección alemana de baloncesto apunta al oro en Eurobasket ante Turquía
13.09.2025, 11:46
La última vez que la selección alemana de baloncesto masculino disputó una final del Eurobasket, en el año 2005, la hoy estrella del equipo Dennis Schröder apenas comenzaba a dar sus primeros pasos como jugador de baloncesto.
"No tengo ningún recuerdo de aquel partido. Entonces tenía doce años y no seguía tanto el baloncesto", declaró el capitán de la selección, refiriéndose a la derrota en la final hace veinte años, cuando Dirk Nowitzki y compañía cayeron ante Grecia en la lucha por el oro del torneo europeo.
Pasados 20 años, el equipo alemán aspira mañana a hacerse con el que sería su segundo Eurobasket, tras el logrado en un todavía más lejano año 1993. Tanto que Schröder ni siquiera había nacido entonces.
"El primer día de nuestra concentración dijimos que queríamos ganar el oro. Ahora tenemos la oportunidad de hacerlo", comentó el base, quien lideró a su equipo en la semifinal disputada el viernes ante Finlandia (98-86).
Solo cuenta el oro
Para los vigentes campeones del mundo, un triunfo en el Eurobasket sería perfecto para darle continuidad al título mundial obtenido en 2023. "No vamos a jugar por la plata", declaró Franz Wagner, estrella de la NBA con los Orlando Magic.
"Hemos jugado un buen torneo hasta ahora, pero aún tenemos potencial para mejorar", advirtió de cara a la final de mañana contra Turquía, que también llega como invicta al enfrentamiento.
"Sabemos que es un equipo fuerte", declaró el técnico interino de la selección alemana de baloncesto masculino, Alan Ibrahimagic, al canal alemán Magentasport tras la victoria de los turcos por 94-68 contra Grecia en semifinales.
"Es un buen rival. Sabemos que tenemos que trabajar muy duro y hacer un gran esfuerzo físico. Pero también conocemos nuestras cualidades", añadió el entrenador, que sustituye en el banquillo al seleccionador Àlex Mumbrú, aquejado por problemas de salud.
Superar contratiempos
Una de esas cualidades a las que hizo referencia Ibrahimagic es que Schröder y compañía han desafiado todos los pronósticos hasta ahora. Incluso antes del torneo, el equipo tuvo que hacer frente a las importantísimas bajas de Moritz Wagner y Isaiah Hartenstein, ambos jugadores de la NBA.
Al principio de la competición, el seleccionador Àlex Mumbrú tuvo que ser hospitalizado a causa de una pancreatitis, por lo que Ibrahimagic tomó las riendas del equipo en los banquillos.
En la semifinal contra Finlandia, Ibrahimagic tan solo disponía de diez jugadores en la plantilla porque, después del descarte en la ronda preliminar de Johannes Voigtmann (operación de rodilla), Justus Hollatz también tuvo que ausentarse por una lesión en el pie.
"Eso es lo que caracteriza a este equipo, que siempre se mantiene unido", declaró Maodo Lo.
Un porvenir brillante
Sumado al Mundial ya logrado, un triunfo en la final de mañana asentaría el legado de una generación que ya ha marcado época en Alemania. Y que, además, cuenta con unas perspectivas de futuro muy buenas.
Tanto Schröder como los hermanos Wagner seguirán vistiendo la camiseta nacional en los próximos años, mientras que Hartenstein también quiere jugar en el Mundial de Catar dentro de dos años y en los Juegos Olímpicos de 2028 en Los Ángeles.
Además, el título de campeón de Europa sub-18 en 2024 y la plata mundial con los sub-19 este año demuestran que la próxima generación, con jugadores como Christian Anderson y Hannes Steinbach, también promete baloncesto al más alto nivel.
"Podemos seguir en la cresta de la ola durante un tiempo", opinó satisfecho el presidente de la Federación Alemana de Baloncesto (DBB), Ingo Weiss.